De regreso a mis dominios

Otro día mas en el Castillo, y Renata merodeaba alrededor de todo Volterra como siempre había sido su costumbre. Todo había sido algo extraño desde que se fue Aro, muchos de los guardianes salían y se tomaban sus "vacaciones" fuera... Incluso Jane a veces hacía salidas sin anunciar, pero éstas duraban al menos un día. En cambio la castaña no había salido mucho de Volterra en los últimos meses, se había quedado mucho tiempo dentro de los dominios, cuidando que todo estuviera en perfecto orden, y teniendo alguna esperanza en que su Señor apareciera pronto.

Se sentía un poco fastidiada por no encontrar a la pequeña, con la única con quien realmente se llevaba de maravilla y sin problemas, quien se considerada la más temible de la guardia, pero para ella era la más estimaba entre todos los Vulturi... Jane era considerada su hermana y, aunque ambas se muestren ante todos los demás tan frías, como si de verdad todo el mundo les importara un verdadero comino, en realidad aún en muy el fondo de lo oscuro que era el alma de ambas, algo de amor y aprecio conservaban en su corazón a pesar de tantos años.

Y se preocupaba mucho cuando ésta no aparecía, tanto que no apareciera la otra persona a quien le tenía bastante estimación: Aro. Hacía tantos meses que había desaparecido de Volterra, nadie sabía adónde había ido en realidad, el tío Caius se encontraba prácticamente usurpando el puesto, al parecer todo se estaba saliendo de control de alguna forma y debía de arreglarse inmediatamente. Se regresaba de una amena vuelta por los jardines de alrededor del castillo, dirigiéndose por los pasillos de éste, caminando de forma tranquila mientras observaba cada rincón del lugar, todo estaba igual... O por lo menos eso era lo que ella pensaba, hasta notar un aroma en particular. "¿Será?" Empezó a formularse preguntas en la cabeza, porque al parecer su Padre había regresado, podía percibirlo en el ambiente y tenía la certeza que no se estaba equivocando.

¿Pero por qué esperar más? No tardó mucho en ir rápidamente para averiguarlo. Empezó a seguir caminando a un paso más acelerado con ansias de ver lo que ella presentía, pero su emoción se apagó un instante cuando se topó con aquella cosa repugnante que tenían por secretaria. -¡CON UN DEMONIO GIANNA! ¡¿QUIERES FIJARTE POR DONDE CAMINAS?! No me obligues a arrancarte la cabeza de un solo golpe-
Soltó fúrica la castaña mirando a la despistada muchacha -Perdón señorita Renata, pero el Señor Aro me mandó a llamar a toda la guardia... El está aquí de nuevo, en la Sala Legislatoria señorita.- Gianna la miraba y bajaba la mirada por momentos, a lo que Renata de la rabia sacó su ponzoña a relucir y la empujó con brusquedad, haciéndola un lado, sin decir más... Y así se dirigió a la Sala. Abrió ambas puertas, encontrándose dentro a dos de sus hermanas, frente a su Padre, acercándose un poco más de lo que ellas estaban haciendo una reverencia -Mi señor, no sabe el gusto que me da volver a verlo en Volterra- Volteó a ver a sus hermanas sonriéndoles de medio lado. -No se preocupe, en cualquier momento deben de estar llegando los demás, la inepta de Gianna se está encargando de eso.-

Y no todo fue tan plácido ante su llegada, Caius hizo su aparición en la Sala Legislatoria mirando a Aro con aquella hipocresía que lo caracterizaba desde aquellos últimos meses. La castaña escuchaba atentamente las palabras de su tío hacia su padre, por las cuales rodó los ojos y miró a sus hermanas con cierta serenidad, aunque en el fondo sentía cierta molestia ante la presencia de Caius, sobretodo al ver cómo Alessandra se encontraba nerviosa a los pies de ambos Líderes en las gradas ya que en los últimos meses no pudo poner un pie fuera del Castillo a causa del rubio Vulturi.

Shirley se sentó junto a Alessa hablándoles exclusivamente a Aro, quien mostró serenidad ante todo momento, y Renata se encontraba más tranquila al saber que el verdadero Líder se encontraba ya en casa para ponerle fin al caos. La muchacha con una leve sonrisa caminó suavemente hasta llegar a las espaldas de ambos líderes -Yo no diría lo mismo que tío Caius... ¿Qué hubiera sido sin usted en el caso que decidiera tomarse su tiempo.. Y del castillo? No... Aquí todos necesitamos a NUESTRO líder... ¿Verdad, Tío Caius?- Resaltó suavemente sus últimas palabras cerca al oído del rubio, volteando luego a mirar a su padre, sin dejar de lado aquella sonrisita que escondía cierta ironía, al igual que las palabras dichas. Apoyó suavemente sus manos en el respaldar del trono de Aro, acercándose a darle un beso en la mejilla -Y vacaciones o no, se ve más relajado.. Si no es mucho atrevimiento, ¿Podría preguntar en dónde estuvo en todo este tiempo?-

Y tío Marcus había hecho su aparición ante todos los Vulturi. La castaña sonrió con los labios al verlo atravesar las grandes puertas de la Sala Legislatoria, sentándose en su trono mientras ella aún permanecía detrás de los de Aro y Caius, escuchando atentamente lo que los líderes decían e informaban a Aro sobre los acontecimientos que se habían presentado durante su larga ausencia, pero definitivamente consideraba que la mejor parte fue cuando se burló de Caius, a lo cuál soltó una suave y silenciosa risa.

-No ha pasado nada... Malo, en el castillo padre- Soltó suavemente al lado de Aro -Y ante la... Estúpida y obvia confirmación que ha dado Gianna hace unos momentos sobre Jane y Alec, ambos salieron hace unos días fuera... De hecho casi toda la Guardia lo sabía. Pero no tardarán, eso le puedo asegurar, y Jane estará gustosa de volver a verlo.- Concluyó la muchacha mientras pasaba entre ambos tronos para sentarse al lado de sus dos hermanas quienes cuchicheaban con cierta discreción.

Renata se acomodó en las gradas justo al lado de Alessa, colocando suavemente su mano en el hombro de la muchacha -Calma, no pasará nada.- Exclamó con serenidad y de forma tan suave y poco audible que parecía un leve siseo al oído de su hermana, refiriéndose en cuanto a los problemas que había tenido con Caius y lo perturbada que ella notaba que se encontraba al estar cerca de el bajo las gradas. Se volteó suavemente a su padre a mirarlo y de soslayo a Caius. -Al menos, todo... ha ido tranquilo. Alguna irregularidad, se la haría saber sin duda... Entonces ¿Todo tranquilo, padre?-

Había sido demasiado para la castaña. La situación cual parecía desde su perspectiva estaba por demás de incómoda, era un ambiente muy tenso, y ella se empezaba a estresar. Por un lado, tenía a Caius y la manía de llevarse a solas a Alessa... Y la última, que parecía ocultar algo desde hace tiempo... No sólo se sentía presionada por él, sino por algo más, algo que Renata había notado desde hacía tiempo, algo de lo que para la suerte de Alessandra, Jane no estaba enterada, porque la castaña sabía a la perfección cómo era la pequeña de meticulosa en cada asunto de uno a uno de los miembros del Clan, ella era de esas personas que hasta por el más insignificante motivo o secreto, se enteraba, de tal manera que no existiera alguna irregularidad, por decirlo así, en el ambiente.

Y no se equivocó.

Su hermana al sentir el suave tacto de Aro en su rostro para lograr ver algo en su mente, se puso más nerviosa de lo normal, y el extraño comportamiento de Shirley ante la inquietante pregunta de parte de su padre, como intentando apaciguar las aguas que empezaban a revolverse dentro de la Sala Legislatoria. Aquello dio alerta a Renata, ¿Por qué sentirse nerviosa? Escuchó las últimas palabras de Marcus para empalmar las suyas luego de finalizar estas - Tu lo has dicho, mientras no sea algo que involucre a los Vulturi -

Soltó con aquel tono serio y de toque soberbio que la muchacha solía tener, posando inmediatamente los ojos en Alessa - ¡Cálmate mujer! Cualquiera diría que te encuentras nerviosa por algún motivo extraño - Comentó socarrona, sonriendo suavemente mientras con lentitud y sin mirar a nadie se dirigía a la puerta, haciendo que a cada paso que daba sus tacones tocaran el piso, provocando que éstos resonaran en el ambiente - Me retiro padre, luego nos veremos, tengo algo que hacer... - Soltó con cortesía, apunto de salir, y dando la vista a sus espaldas para verlos por última vez, dirigiéndose a su padre, pero mirando a Alessandra y a Caius - Y.. No se preocupe, ya sabe que uno, sea como sea se entera de cualquier cosa.... todo cae por su propio peso - Sonrió de medio lado para finalmente salir de la Sala.