¡Yo sé que tu vas a querer consentir a tu pequeña! [Edward y Renesmee]

Habían pasado unos días desde que Jake había regresado a Forks, desde que había vuelto a verlo todo había vuelto a brillar en mi vida, pero realmente deseaba que se diera el perfecto orden que siempre había tenido que tener. Realmente deseaba que todo cambiara en casa, que Jake sea bien recibido y lo traten como de verdad yo creo que se lo merece, él no era malo y no me importaba que fuera un licántropo. Mi amor hacia el era infinito y sería completamente feliz si todo fuera tal y como lo quería en mi vida.

Pero quién más me tenía preocupada ante todo este hecho era una persona quién también era muy importante para mí: Mi papá. No había momento alguno desde que tengo uso de razón que lo haya tratado realmente bien. Siempre eran peleas, enfrentamientos de palabras, amenazas, insultos, tratos de mala gana. ¿Pero por qué?, ¿Por qué al menos no puede aceptarlo? El no hace nada ahora más que cuidar de mi, siempre está ahí incondicionalmente. Y lo que realmente quería era que al menos intentara poco a poco a tratarlo mejor, porque sé muy bien que su antipatía no se iría de la noche a la mañana. Y ésta iba a ser la primera vez que me iba a aventurar a hablar con él sobre éste tema. Algunas veces le había dicho que no quería que lo tratara como lo hace, pero ahora iría a hablar exclusivamente con él sobre aquello, y sobre algo que se me había ocurrido el día que estuve junto a Jake de nuevo.

Me encontraba en mi cama echada boca arriba, jugando con aquel pequeño lobito de peluche que mi Jacob me había obsequiado en su regreso, lo contemplaba y lo abrazaba mientras posaba fijamente mis ojos en el techo, echando a volar mis revoloteados pensamientos, pensando cómo exactamente le hablaría. ¿Sería capaz de decirme que no? Papá era difícil de convencer cuando algo de antemano no le agradaba, eso bien lo sabía cuando a veces escuchaba conversaciones que él entablaba con mi madre, y después de soltar un rotundo no era bastante complicado obtener una respuesta contraria. Pero tenía fe en que él no fuera tan de piedra y podría hacerle al menos caso por primera vez a su propia hija, esperaba tener suerte.

Suspiré y con el peluche aún en manos me levanté de mi cama y me dirigí hacia la puerta. Caminé por los pasillos del segundo piso sin apuro alguno, en busca de mi papá. Pero conforme iba acercándome a las escaleras, escuchaba en la primera planta una hermosa melodía, la única que mi papá podía hacer cuando se encontraba frente al piano, tranquilo, sin nada que lo molestara. Bajé muy silenciosamente escalón por escalón y una vez abajo asomé mi cabeza por la entrada de la sala, y ahí estaba. Sus ojos se encontraban cerrados mientras sus dedos se movían hábilmente sobre las teclas, plasmando la inspiración que sentía en esos momentos en una suave música en aquel piano que mi mamá le había regalado para navidad. Dejé el peluche en el sillón cercano al piano y me coloqué tras de él, tapando sus ojos son ambas manos mientras me acercaba a su oído -A que no adivinas quién soy- solté con tono infantil, dejando escapar una pequeña risita.

Estaba por más que claro que a papá nunca podría hacerle esa clase de juegos a menos que se preste a ellos. El sabía muy bien quién se encontraba a su alrededor, y eso era lo que a veces odiaba por no poder sorprenderlo. Pero realmente se me hacía divertido el que se prestara a jugar así conmigo.

Alegó lo difícil que era el identificarme y me eché a reír, mientras observaba cómo dejaba de tocar por un instante aquella melodía y tomó delicadamente mis manos entre las suyas, haciéndome sentir la frialdad de su piel en combinación con la calidez que emanaba la mía. Se volteó y me miró fijamente al rostro, mientras le dedicaba una de mis mejores sonrisas... Me preguntaba si al decir sobre mis "pensamientos sobre el Chucho" habría entendido algo de lo que deseaba hacer. Pero lo dudé, mi mente era una maraña de ideas y pensamientos que si lo plasmaría de las mejores maneras en algo físico sería un laberinto, sin entrada ni salida(?)

-¡Touché!- Solté de manera efusiva dándole un beso en la mejilla -Me encanta ver que estés tan tranquilo, y tocando tan hermosa melodía como solo tú puedes hacerlo- Acaricié su mano con una de mis mejillas. Me acomodé y me senté en su regazo como una pequeña niña, aunque eso aún lo era para el y esa costumbre aún no se me quitaba, por más grande que esté. -Sabes que no es necesario que hurgues en mi mente, puedo mostrártelo todo yo solita y en orden- Le solté sin dejar de sonreírle ni de mirarlo -Desearía que siempre estuvieras así con este humor, que fueras así con... todos- Agregué recalcando suavemente la última palabra.

Papá se encontraba de buen humor y eso me agradaba. Tenía fe que así sería un poco más fácil el poder hablar con el de forma calmada y que pueda pensar mejor... Pero bueno, eso era lo que esperaba. Lo abracé fuertemente y le di varios besitos en el cachete, como siempre me encantaba "mimarlo" cuando me encontraba feliz y me engreía a su lado.

-Pues si te da migraña es porque quieres husmearme- Negué con la cabeza y puse una expresión seria como si el que lo hiciera fuera malo, pero al segundo solté una carcajada. No sé como lo sabía, pero bien se las olía que algo me traía entre manos ente tantos besitos y abracitos. Odiaba que ya tuviera idea que algo rondaba por mi mente y que podría pedirle algo, pero bien lo iba a hacer y ya no me iba a echar para atrás.

-Hmmmm... ¿Cómo sabes que deseo algo?- Alcé una ceja e hice una mueca con la boca, suspirando -Bueno, está bien, aunque odio que sepas que algo quiero pedir- Decía pausadamente y relajada con voz de nenita mientras mis dedos y mis ojos se posaban en el cuello de su camisa jugando con ella -Pues... Es, sobreee... Jacob- Lo dije al fin y subí la mirada

Y papá finalmente se puso serio. Sabía que de un momento al otro cuando escuchara el nombre de mi Jacob se pondría así, solo rogaba a que no se molestara, tenía que hablar con el sin comenzar a pelear, simplemente aunque no le agrade hablar de el, hacerlo de forma calmada -Bueno, para empezar, quiero que te relajes y hablemos como dos personas normales... aunque no lo seamos... ya sabes, tú vampiro yo híbrido- Solté con una risita para intentar tener una reacción relajada de mi parte mientras seguía jugando con las puntas del cuello de su camisa, doblándolas y jugueteando con ellas con las yemas de mis dedos. -No quiero pelear... Quiero conversar contigo bien, y que podamos comprendernos un poquito-

Lo argumenté colocando mi mano frente a su rostro, haciendo con mis dedos como si fuera algo diminuto. Luego de aquello coloqué mi rostro serio. -A ver... En primer lugar... Ya no quiero que hayan malos tratos entre ustedes... Me duele que sea así ¿Sabes?- Dije en un tono de preocupación frunciendo un poco el ceño de la misma manera. -El.. El sólo se porta muy bien conmigo, me protege, se preocupa por mi.. Y SIEMPRE... No deberías de tratarlo como un perro-

Escuchaba con atención las palabras de papá mientras mantenía la cabeza gacha jugando con las puntas de las solapas de su camisa una y otra vez, mientras que me decía que sabía perfectamente lo que era la imprimación, y de aquella vez en que toda la manada intentó impedir mi nacimiento. Suspiré mientras hacía una mueca con la boca -Bueno no siempre lo tratas bien- Exclamé sonriendo levemente con los labios sin dejar de mirarlo y escucharlo. No sabía si de verdad era el porqué Jake se había apegado a mi madre antes que yo naciera tan solo por aquella conexión futura conmigo, lo único que bien sabía era que lo que ambos teníamos era algo difícil de romper, así otros hagan lo que hagan o digan, papá podía estar algo "celoso", y lo comprendía muy bien, era su única hija y su consentida.

-Vamos, que nunca dejaré de ser tu pequeña- Le decía abrazándole fuertemente -Lo único que quiero es que ambos puedan llevarse DEL TODO bien- Alcé la vista para mirar su rostro en aquel abrazo, me agradaba saber que podía hablar con el de forma normal sin terminar en una clase de pelea al hablar sobre Jacob -Déjame decirlo de ésta manera... Escucha papá- Me acomodé en su regazo tomando su rostro entre mis manos mirándolo fijamente a los ojos, hablándole con toda sinceridad -La relación entre Jake y yo no va a cambiar, no pienso separarme de él, y quiero que sea tratado como de la familia, quiero que te lleves completamente bien con él, aún recuerdo algunos de los roces que han tenido dentro de la casa cuando el llegaba... Quiero que se sienta bien y a gusto al estar aquí de visita, haz un verdadero esfuerzo al menos por mi, ¿Si? El tampoco quiere tener problemas contigo-

Giré mi cuerpo y me estiré todo lo que pude para llegar al sillón que se encontraba cercano a nosotros, para tomar el pequeño lobito de peluche que había dejado ahí, agarrándolo y acomodándome en el regazo de papá nuevamente, mostrándoselo -¿Te gusta? Me lo regaló Jacob después de su último viaje hace días, aquel que cuando te escuchó llegar se fue como alma que lleva el diablo- Bromeé suavemente dejando escapar una risilla -Y pues sabes el porqué de su reacción... No quiere tener problemas contigo.- Jugaba con el lobito de peluche pasándolo por la mejilla de papá -Y bueno, eso es lo primero que te pido- Finalicé mi primera petición mordiéndome el labio un poco preocupada, esperanzada en poder convencerlo en aquello, y en lo que viene.

Nota mental: En las conversaciones con papá, siempre sabrá qué es lo que deseo antes que le diga alguna palabra o le diera alguna pista. Estaba segura que ya había visualizado algo de lo que yo tenía en mente, papá podía percibir a la perfección mis pensamientos. Jugaba entre mis manos con el lobito de peluche escuchando la pregunta de qué era lo que estaba tramando, a lo cuál dejé escapar una risita traviesa porque la forma en que me lo dijo me confirmaba que en efecto pudo haber visualizado algo de mis pensamientos.

-No me equivoco, ¿Verdad? Lo has visto, has visto algo de lo que pienso- Sonreí mirándolo y dejando de jugar con el peluchito -Pues ahorita te explico qué es lo que deseo hacer- Di un brinquito para pararme de una de su regazo quedándome frente a él -Veamos, para empezar... Quiero que me ayudes con ésto por dos motivos: Uno, eres el único con quien podría contar en ésto y porque me interesa que lo hagas, y dos, el interés por el que deseo que me ayudes es para hacerle ver a Jacob que no todo es tan malo entre ustedes- Soltaba balanceándome suavemente de un lado a otro con las manos a la cintura, mirándolo fijamente -Quiero que me ayudes a construírle un taller a Jacob en el terreno baldío que hay en La Push, de hecho... Quiero que sea como una colaboración tuya, ya sabes... Un, regalo- Solté finalmente y de forma rápida quedándome inmóvil para esperar la reacción de papá.

Al parecer papá no me iba a reprochar nada, su reacción fue totalmente serena ante lo que le decía y aquello me tranquilizó un poco, aunque después parecía que el se echaba atrás con su opinión. Y no sabía si de verdad lo decía por el hecho de que Jacob tal vez no desee que yo le haga un regalo como ese o que el no sabía cómo decirme que no. Pero lo que más me causó gracia fue cuando no sabía cómo soltar la palabra novia, se notaba a leguas que aún le costaba acostumbrarse al hecho que sea la novia de Jake... Pero no me importaba, iba a convencerlo de todas las formas posibles que se encontraran a mi alcance.

-A Jacob le costará, lo sé, pero luego que esté hecho el regalo dudo mucho que vaya a rechazarlo, me encargaré de convencerlo- Decía mientras me dejaba caer al sofá de espaldas... Si bien era cierto que a Jake a veces le costaba recibir cosas de otros, le gustaba más obtener sus cosas por el mismo, pero deseaba con todo el corazón poder hacerle un buen regalo, quería sorprenderlo y sabía que era necesario la ayuda de papá, y de tal manera mataría dos pájaros de un tiro: El poder hacer aquel gesto acompañado de que aquello sea un buen motivo para un amable acercamiento entre papá y él. -De todas maneras, puedo contar contigo para realizar aquello, ¿Verdad que sí papi?- Usé aquel tono meloso que siempre sacaba cuando me engreía y con el cuál esperaba que papá no me rechazara la petición.

Caminaba de un lado otro como si fuera un león enjaulado mientras escuchaba las palabras de papá, yo mientras tanto me comía las uñas con cierta desesperación y jugaba con mi cabello. Las veces que volteaba a verle la cara a papá, éste me miraba con cara de "qué le vamos a hacer!"... ¿Accederá?

-Bueno, bueno... Pero sabes que a veces quisieras matarlo- Negué con la cabeza y sonreí, y me confirmó que en efecto él siempre estaba pendiente de todos sus pasos, ya sea tanto dentro como afuera de la casa, pero no lo culpaba... Yo era su única hija y el aceptar que el fuera mi pareja aún le costaba. Pero entre todo eso, al enterarme que sabía que algunas noches se le ocurría por rondar fuera de casa bajo mi ventana, provocó que la sangre se me subiera al rostro y levemente sentía sonrojarme, no me gustaba mucho el hecho de estar demostrando mi amor fácilmente frente a él cuando me encontraba junto a Jake, de hecho, frente a ningún miembro de mi familia, me sentía algo... Intimidada.

-Pues deberías ignorar sus pasos- Dije subiendo levemente los ojos en dirección al techo, suspirando mientras jugaba con un mechón de cabello -Es decir... Sabes que el no hará nada malo, descuida- Pero la felicidad terminó por embarcarme en su totalidad cuando finalmente escuché de sus propios labios el haber accedido a mi petición, a lo cuál solté un grito, con una tonada tres veces mas elevada que mi voz normal, aventándome hacia su regazo mientras lo abrazaba con mucho énfasis, dándole de besitos por todo el rostro -AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAYYY ¡¡GRACIAS, GRACIAS GRAACIAAAASS!!- Y finalmente esa pequeña esperanza que afloraba en mi en que papá pudiera consentir a la pequeña mini Cullen no había sido en vano, me alegraba enormemente en que pudiera contar con él. Le tomé del brazo entre tanta alegría y festejo para enseñarle las cosas como las tengo planeadas en mente sobre lo que se construiría en aquel baldío de La Push, para que se haga una idea de lo que realmente deseo que se haga a la perfección -¿Cuándo crees que podamos darle marcha al plan?- Solté totalmente emocionada.

Y como siempre, papá quería hacerse el gracioso en cuanto hablar de Jacob... Fruncí el ceño al escuchar sus bromitas y me cruzaba de brazos, odiaba cuando hacía aquello. -HA, HA, HA... Muy gracioso- Puse mis ojos en blanco mientras lo escuchaba reirse.

-Yo hablaré con ellos, si es que aceptan la propuesta.- Me rascaba la cabeza algo dubitativa porque la verdad no sabía si realmente aceptarían en ayudarnos... Me paré nuevamente de un brinco del regazó de mi papá y di unos cuantos pasos atrás. -Bueno... No es por nada, pero me gustaría empezarlo todo de una vez- Papá alzó una ceja ante lo que dije y proseguí, mirando por un instante a una de las ventanas que se encontraba cerca: -Pues ya está anocheciendo.. Mañana mismo comenzaremos, ¿Te parece?- Le dije levantándolo de la silla de golpe, dando unos cuantos brinquitos -Tenemos que planearlo todo y ver lo que necesitaremos... Veeenn, ¡Acompáñame! Que mañana no habrá tiempo- Solté de una manera efusiva halándolo de la mano con todas mis fuerzas para hacer el plan.