Llamándote hasta con el pensamiento. [Jacob]

Cada atardecer en Forks siempre eran hermosos, o por lo menos siempre lo fueron para mí. Me quedé un buen rato observando desde mi ventana las afueras de mi casa, adentrándome hasta lo más profundos de mis pensamientos... Habían pasado muchas cosas, aunque me sentía algo desubicada en el tiempo, para ser sincera. Debía de salir de esas benditas cuatro paredes y distraerme un rato. Así que sin pensarlo mucho me puse lo más cómoda posible y salí de mi habitación con todos los ánimos del mundo en busca de mi bicicleta.

Sí, últimamente le había agarrado el gusto a montarla y al viajar en ella me hacía sentir muy bien. Era una sensación de libertad que ni yo misma podía explicar, me despejaba de todo y sólo era la libertad al aire libre y yo. Fui a la cochera y la saqué, me senté sobre ella y empecé a aumentar la velocidad para ir a un buen tramo más allá entre la hierba. Cuando ya me había alejado un poco de mi lugar de inicio del recorrido, me acordaba cuando era más pequeña y le había comentado a mi mamá lo mucho que me encantaban las bicicletas. Le pedí que me comprara una y que me enseñara. Mis tías Alice y Rosalie junto a mi mamá me ayudaron a aprender a montarla, aunque a mis tías les parecía extraño mi interés por aprender a montar una, pues, ellas usaban aquella velocidad vampírica para simplemente deambular por todo el bosque, pero mamá me comprendía y nunca dudó en ayudarme.

Aún se me venía a la mente algunas cuantas caídas que sufría al intentar una y otra vez sin rendirme "-Cuidado pequeña, tienes que mantenerte derecha para así lograr un buen equilibrio-", "-¡NO NESSIE, ASÍ NO!" "-Si tu papá nota que te has hecho daño me mataría-"; "-¡Sí, así! Mira al frente y ten confianza en ti-" Esas eran las palabras y preocupaciones de mamá tras ver que no me rendía ante nada por aprender, que me valía muy poco si me caía o me hacía algún raspón y que a veces haya llegado hasta "las lágrimas" por eso. Caer, levantarse y seguir adelante, eso era lo que simplemente hacía, hasta lograr llegar a mi meta.

¡Yo nunca me rendí!

Y pues, por no haberlo hecho, ¿quién me viera ahora, eh? Ya ahora podríamos decir que era una chica aparentemente normal y feliz montando la bicicleta por el bosque sin miedo alguno, sintiendo cómo golpeteaba suavemente la brisa del viento mi piel y mis cabellos se movían al compás de éste. Sonreía mientras viajaba en la bici, recogiendo algunas flores que me gustaran del camino y colocándolas en el pequeño canasto que llevaba al frente, recordando cuándo fue que empecé a hacer esto y cómo ahora me había convertido en una "experta". Incluso me atrevía a hacer algunas maromas sobre ésta. Se me daba por levantar el trasero del asiento mientras pedaleaba, sin tener pensamiento alguno en que pueda caerme o golpearme con alguna rama en la cabeza. Pero eso no me importaba, amaba hacer esto y me mantenía de muy buen humor.

Extrañaba que mi tío favorito viera lo que había aprendido durante su ausencia... Lo extrañaba, pero se había ido desde hace ya un tiempo a un viaje muy largo. Pero sé perfectamente, que él estaría muy orgulloso de mi, ya no era tan Mini Cullen. Y bueno. Mientras seguía dando ya varias vueltas con la bici por el lugar, decidí volver a mi punto de partida. Me sentía más tranquila, pero había algo que aún perturbaba mi mente... Jake. Hacía varios días que no lo veía, tal vez, ¿Dos semanas o tres? No lo sé, no había hablado con el en mucho tiempo, y asi haya sido tan sólo una semana, para mí había sido ya una total eternidad. ¿Dónde estaría? ¿Por qué no me había venido a ver? ¿Por qué nadie me hablaba sobre el? No, al menos sólo mi madre lo haría. En la casa no lo toleraban, en especial mi papá, que se empeñaba en tratarlo como un costal de pulgas desde que tengo uso de razón. Pfff. Definitivamente eso no podía seguir así. Papá debería de aguantarse las malas pulgas, sólo que no sé qué tanto se le lograría convencer. ¿Lo haría aunque sea por mí? Es algo difícil de suponer, a veces pienso que no lo haría así se lo pidiera de las mejores maneras. Lo único que sé es que él por momentos suele ser muuuy impredecible y en otros casos no. ¿Y en ésto? Quién sabe, la verdad.

Pero lo que papá hiciera no me importaba en absoluto, así le guste o no la idea. Pues aquello no hacía disminuir el gran afecto y, amor, que sentía hacia Jacob. Ni eso y me atrevo a suponer que, nada. Amor... Sí, amor, eso era. Amor del más puro y verdadero. Siempre me había sentido feliz y totalmente a gusto a su lado, y el no verlo tan sólo un día me entristecía. Con el tiempo ya me había dado cuenta de todo lo que sentía en realidad, aquello iba más allá que una simple estimación. Y no me negaría más. Alguna vez pasó por mi mente que no era correcto, pero todos mis sentidos estaban conscientes ahora del amor que sentía hacia el, aquel amor que había crecido con el paso del tiempo. Y, lo bueno de todo esto, es que sabía perfectamente que el amor era correspondido, podía sentirlo incluso cada vez que me encontraba al lado de él. No eran necesarias las palabras para saberlo. Eso era lo que provocaba una felicidad tremenda en mi alma. Estaba completamente segura de eso, y ahora, simplemente necesitaba verlo, nada más, sólo era lo único que pedía al cielo cada vez que posaba mis ojos en él, esperando por que aparezca nuevamente ante mí. Tomé del canasto que tenía mi bicicleta, en el cuál había colocado algunas flores con las que me topaba en el camino y recogía, y me la llevé a la nariz, aspirando su suave aroma. Sentí como una estúpida sonrisa se dibujaba en mi rostro al recordarlo. Era inevitable. Y deseaba verlo, más que nada en este mundo. -¿Estaría pensando en mi?- Solté inconscientemente al aire mientras seguía posando mis ojos en aquella pequeña flor rosa suspirando, recostada en el árbol más grande que se encontraba a unos metros de casa. Lo extrañaba y sentía que mi mente lo invocaba, cada día con más frecuencia.

Seguía contemplando aquella flor, sin dejar de pensar en Jake. A decir verdad ya llevaba bastante tiempo bajo ese gran árbol junto a mi bicicleta, perdida completamente en mis pensamientos. No sabía realmente cuándo ni dónde lo vería, pero era lo que más deseaba en este mundo. Suspiré moviéndome de ahí, por fin, tomando mi bicicleta con ambas manos para llevarla camino a la cochera.

-Jake...- Decía en susurros mientras caminaba. ¿En dónde se habría metido? Odiaba realmente cuando se iba a algunos viajes en moto y a veces no sabía de él. Pero en éste caso no supe adónde fue ni nada. Nunca nadie me dio razones. Abría media cabizbaja la puerta de la cochera para meter mi bicicleta, sacando las flores que había recogido. Mientras lo hacía y las ordenaba entre mis brazos me parecía escuchar a lo lejos una moto que pasaba por mi casa, lo cuál llamó mi total atención y me apuré en lo que hacía y salí de la cochera, pero no vi nada cerca.

"¿Serás tu?" Me preguntaba una y otra vez mirando el camino, sentía que iba a estallar de desesperación y de ir corriendo a buscarlo, pero debía controlarme, que de seguro y era mi imaginación por aquella necesidad tan grande e indescriptible que sentía. En fin, me encaminé directo a la puerta de la entrada de mi casa cuando de pronto lo que pensé que tal vez eran alucinaciones mías volvió a darse, escuchaba cada vez más cerca una moto, y.. Algo me decía que era él, mi Jacob.

Volteé a ver de dónde provenía hasta que lo vi llegar... Una sonrisa automáticamente se hizo en mi rostro y solté las flores que tenía en mano para correr directamente hacia el, con los brazos extendidos -¡Estás aquí!- Lo abracé fuertemente, sintiendo cómo aquel encuentro me hacía sentir viva, completa, totalmente protegida y por demás de feliz. -Creo que te llamé con el pensamiento...- Solté por lo bajo sin dejar de abrazarlo, apoyando mi cabeza en su pecho con los ojos cerrados, mientras dejaba escapar un suspiro de total alivio.

Sonreía como tonta sin despegarme de él, y así quedé por unos largos segundos. Sentí que algo chocaba con mi nariz, algo muy suave, lo cuál me hizo abrir los ojos, levantando mi vista hacia aquel objeto... En frente de mi rostro se encontraba un pequeño lobito de peluche el cuál sostenía con una de sus manos.

Aquello me hizo sacar una risita divertida -¿Supongo que eso es para mi?- Pregunté a pesar que la respuesta era más que obvia. Levanté mi vista hacia sus ojos cafés, sentía que me podía perder en ellos, y que podía quedarme mirándolos eternamente, de la misma manera que deseaba quedarme a su lado, sin importarme el perder la noción del tiempo. -Eres un tierno- Solté haciendo una mueca con la boca media sonriente pero sin despegar sus ojos de los míos.

-Tu tampoco tienes idea de lo mucho que he necesitado de ti en estos días... Extrañaba tanto tenerte a mi lado- Sonreía bajando mis ojos hacia sus labios, mientras me relamía los míos. Me separé finalmente un poco de él y tomé el pequeño lobito y lo miraba con mucha ternura -Me encanta, gracias- Decía mientras lo abrazaba, como si fuera una pequeña niña. -Este pequeño se llamará Jacob, ¿Te gusta?- Tomé el peluche con una mano mientras se lo preguntaba y traviesamente lo acerqué a su mejilla haciendo como si el peluche le diera un besito, soltando al último de aquello una suave carcajada mientras lo observaba detenidamente... Me sentía como en un verdadero sueño por volverlo a ver, y si realmente lo era, no quería despertar.

Escuchaba la sugerencia de Jake a ponerle saco de pulgas al lobito de peluche, haciendo que sacara una de mis risas más divertidas hasta el momento. Definitivamente nada me hacía más reír y sonreír que él, era recién que lograba soltar una de esas después de tanto tiempo. Y es que pareciera que Jake fuera mi verdadero motivo de felicidad.

Saco de pulgas, aquel despectivo apodo que mi papá le había colocado a Jake y se lo decía cada vez que cruzaba la puerta de nuestra casa. -No Jake, nunca estaré grande para peluches y mimitos, y mucho menos si éstos fueran de tu parte- Le solté sonriente ante sus palabras de que siempre sería su pequeña Nessie y me acercaba lentamente hacia el, dándole ahora yo un suave beso en la mejilla.

Mientras lo hacía me tomó delicadamente por la cintura, poniéndose pícaro como algunas veces solía serlo conmigo, y como no me esperaba que pasara, acercó sus labios a los míos para unirlos en un tierno beso. Sentía como aquello estremecía cada centímetro de mi cuerpo, como si una corriente eléctrica me recorriera por completo, haciéndome sentir entre alegre y nerviosa, con ganas de gritarle al mundo la emoción que sentía en ese instante. Levanté mi mano izquierda, puesto que con la otra llevaba al peluche, y suavemente empecé a recorrer con ella su mejilla, sin dejar de atrapar sus dulces labios entre los míos, y con mi otro brazo lo rodeé como pude de la cintura.

Me encantaba, simplemente me encantaba. Todo él, cada cosa hasta por más simple que fuere que hiciera, provocaba que lo amara cada vez más. Intensifiqué un poco el beso hasta el momento de sentir que ya debía de separarme de él, y así lo hice. Muy lentamente alejé mis labios de los suyos y abrí mis ojos para contemplar los ajenos, mientras llevaba el dedo índice de la mano que recorría su mejillas hasta sus labios, delineándolos. -Yo... Jake, yo...- Te amo. Sí Jake, TE AMO. No podía completar mis palabras hasta llegar a ese te amo que tanto quería soltar. Aquella palabra que a pesar de ser tan corta tiene un significado tan grande y tan fuerte. Lo único que hice ante mis pequeños balbuceos fue tomar su mano y mostrarle todo lo que había pasado por mi mente y conmigo durante su ausencia, lo cuál ya decía mucho de cuánto lo había necesitado, y de cuánto significaba él para mi.

Sentía de pronto como Jacob me alzaba entre sus brazos, a lo cuál inconscientemente me aferré a su cuerpo con mis piernas, enroscándolas en su cintura mientras me apoyaba de sus hombros, sin dejar de ir aquella sonrisa estúpida que rondaba por mi rostro desde que llegó a mi casa.

Me llevó hasta aquel hermoso columpio que mi papá había construido para mi cuando yo tan sólo era aún una bebé. Aquel columpio nunca lo había dejado de usar, era muy especial para mi, sin importar el que crezca, no lo abandonaría y posiblemente nunca dejaría de ser aquella niña grande.

Se acomodó conmigo entre sus brazos sentándose en aquel columpio, mientras que yo me sentaba cómodamente en su regazo, mientras pasaba mis manos suavemente por sus hombros sin dejar de mirarlo a aquellos increíbles ojos que poseía. -Te extrañé demasiado- Decía mientras acariciaba sus mejillas, sin dejar de mostrarle un instante cada cosa que había pasado por mi mente.

Pero cuando él mencionó en broma sobre que pensaba olvidarme y andar con otras muchachas que encontraba fuera de la ciudad, dejé de mostrarle mis pensamientos y empecé a golpearlo suavemente con mis puños en su pecho, mientras él se reía a carcajadas luego de soltarme eso -¡Que no se te ocurra insinuarlo ni en broma! O lo lamentarás. Mira que yo soy una niña muy linda y supongo que los chicos de afuera no dudarían en salir conmigo- Le decía mientras soltaba una suave risa y sonreía. Me acerqué más a su cuerpo y lo abracé -Mas vale que me cuides lobito- Me acomodé y sin separar mis brazos que abrazaban su cuerpo coloqué mi rostro frente al suyo, a muy escasos centímetros, contemplándolo una y otra vez -¿Y se puede saber adónde fuiste esta vez que ni te despediste de mi?-

No paraba de reír cuando noté su expresión de molestia ante mi broma, ahora era yo quién soltaba una sonora carcajada por el simple hecho de querer molestarlo y conseguirlo. Y dudaba mucho que aquellas palabras se salieran de una simple broma.

Lo miraba fijamente y pillé lo incómodo que se sintió ante mi pregunta, y no me tardé mucho en averiguar el porqué. Sabía de una media hermana que Jacob tenía y por lo que sabía no se llevaban del todo bien. O al menos a Jake no le simpatizaba del todo. Hice una mueca con la boca colocando mi dedo índice en sus labios, obligándolo a callar.

-No es necesario que digas más. Ya sé el gran fastidio que tienes cada vez que hablas de Nicole, te molestas y arrugas la cara- Decía aquellas últimas palabras arrugando la nariz, como si lo imitara, soltando una divertida risa ante lo dicho.

-Mejor ven aquí- Susurré de manera juguetona acercando su rostro al mío y atrapé con mucha suavidad y lentitud sus labios entre los míos, besándolos con mucha dulzura, intentando controlar ciertos impulsos. Me separé tan solo un poco mirándolo a los ojos -Qué bueno que nadie está en mi casa, estoy segura que armarían bronca-

Jacob empezó a hacer suposiciones sobre las posibles reacciones de cada miembro de mi familia si llegaban y lo veían conmigo. Las cosas que él decía pueden que sean ciertas, pero la manera en que las decía me causaba bastante gracia, por lo que me echaba a reír tan sólo imaginando aquellas situaciones.

-Pues no dejaría que papá te toque un pelo, ¿Está claro?- Hice una mueca con la boca mientras se me ocurría algo. Pero no se lo diría a Jacob, quería que fuera una sorpresa, y no tendría ni la mínima idea de lo que se pasaba por mi mente. Agradecía que papá era el único con ese don, pero de todas formas sería yo quién le enseñaría los míos primero sin necesidad que hurgue en mi mente.

Sonreí a Jake saliéndome de mis pensamientos -De todas formas ya no te van a tratar mal. Créeme, no voy a permitir que eso siga pasando- Me empecé a reír cuando pasó por mi mente el que tío Emmett lo quiera usar de pelota o que mi padre le de una patada baja.. Tengo bastante imaginación gráfica para ser exactos. -No dejaría por más que se interpongan y se molesten a que sigan maltratando al hombre que amo-

¡Oops!

De pronto se salió lo que jamás pensé soltarle, sintiendo avergonzarme por completo. Jake sabía lo mucho que lo quería con mis demostraciones de afecto y mi forma de ser con él, pero era la primera vez que mis labios le soltaban un te amo, bueno, no directamente a decírselo a él pero sí que le hacía saber de mi propia boca lo que sentía por el y nunca se lo dije, quedando atónita ante mi automática respuesta y la vergüenza que sentía en ese instante me hicieron pararme de un brinco del columpio y empecé a caminar hasta la casa a recoger lo que tiré... Una reacción tonta, me sentía tonta, pero mis nervios me impedían verlo a la cara.

Me encaminé sin siquiera mirarlo una vez más para la entrada de mi casa, completamente nerviosa por lo que había soltado repentinamente. Sabía que en algún momento lo haría, pero el haberlo liberado finalmente me puso de los nervios. Quería correr, simplemente correr y desaparecer por unos segundos.

NO, no te quiero ver al rostro. Sólo caminaré y seguiré como si nada hubiera pasado. Así de simple.

Pero imposible, aquello fue totalmente imposible cuando de pronto sentí la mano de Jacob apoderándose bruscamente de mi brazo, haciéndome voltear en dirección a el y verlo al rostro. -Que mosco te a picado mujer?- Al escuchar eso simplemente intenté safarme, pero su agarre era mucho más fuerte que yo, y mis intenciones de desaparecerme en ese momento simplemente se opacaron, ya no tenía salida y el no me iba a dejar ir sin haberle explicado algo sobre aquel te amo.


Sentía que me lastimó por un instante la fuerza que usó para poder detenerme y halé mi brazo para al fin quitarme su mano de encima, pero sin huir, quedándome ahí en donde él me había detenido y pues, ahora sin intenciones de moverme. Era el momento, ya lo había soltado y no había vuelta atrás. Total, de todos modos algún día tenía que soltarlo.

-Solté lo que simplemente rondaba en mi mente, y... lo que es verdad.- Dije mirándolo fijamente a los ojos, nerviosa, pero mi expresión era algo seria y media preocupada. Balbuceé un poco al responderle y suspiré largamente, tal vez por el simple hecho que ya había dejado salir lo que tanto quería soltar.

-Te amo Jacob- Y nuevamente se repitieron mis palabras. Pero ahora sin titubear, firmemente, diciéndoselo de manera directa y mirándolo a los ojos, sacando la palabra más sincera de mi ser hacia el. -Nunca te lo dije, pues, ya lo hice, finalmente lo pude soltar- Lo miré por unos segundos más a la cara. El se encontraba ciertamente serio, a lo que me mordí los labios y bajé la mirada, dejando escapar una vez mñas un largo suspiro nerviosa a la vez que más aliviada. Volteé mi cuerpo agachándome con los brazos extendidos para recoger las flores que había tirado al piso ante su inesperada llegada.

Hice el montoncito de flores en el piso un tanto nerviosa y escuchaba a Jacob soltar una sonora carcajada detrás mío, a la vez que me tomaba en sus brazos abrazándome, y alzándome del piso, lo cuál me hizo soltar una pequeña risilla al escuchar sus palabras sobre que aún era muy niña. -Muy niña o no, lo que siento por ti es muy fuerte y verdadero.-

Me acomodé entre sus brazos y lo rodeé con los míos mientras el volvía a tomarme, mirándolo fijamente a los ojos mientras escuchaba cada una de sus palabras. Así es, lo sabía, y yo también sabía lo que el sentía por mi. Pero jamás se lo había hecho saber de mis propios labios -Pues te llamé con el pensamiento, Jacob, mi necesidad de saber de ti era más fuerte que cualquier otra cosa- Suspiré mientras me mordía el labio, más tranquila -Pero, una cosa es que lo sepamos, pero otra es venir y decírtelo a la cara en todas sus letras... Aquello me puso muy nerviosa, ya viste cómo me pongo- Me encogí de hombros y le sonreí, acercándome a besar sus labios con suavidad, y haciendo poco a poco de aquel beso dulce a uno más intenso y apasionado, dejándome llevar lentamente por aquel impulso que sentía cada vez que tocaba sus labios y me hacían transmitirle mi pasión paralela a mi dulzura con un beso.

Volvimos a aquel columpio una vez más y me sentó nuevamente en su regazo, mientras yo me acomodaba y me recostaba sobre su pecho, cerrando los ojos a la vez que escuchaba el latido de su corazón, me sentía tan bien a su lado... Pero mi felicidad aumentó cuando levantó mi rostro con delicadeza para vernos fijamente, y escuché a Jacob soltar aquel te amo de sus propios labios, sentía un cosquilleo dentro de mi, y una felicidad inmensa que me es difícil de describir con exactitud. Lo único que hice fue abrazarlo con todas mis fuerzas mientras sentía la dibujada automática de una brillante sonrisa sobre mi rostro.

-¿Sabes lo feliz que me hace el escuchar aquello?- Me separé un poco y lo miré fijamente, sentía como si mis ojos tuvieran alguna especie de brillo y hablaran por sí solos sobre la felicidad que me embarcaba en ese instante -No me quiero separar de ti nunca, Jacob... Y no voy a permitir que nada ni nadie lo intente.- La emoción que sentía me impulsó a acercar mi rostro al suyo, provocando un suave roce entre nuestros labios -Te amo, Te amo Jacob Black... Eres lo mejor y más hermoso que pudo haber llegado a mi vida- Y al finalizar el decir aquellas palabras con un toque de suavidad, lo que hice a continuación no fue tan suave que digamos, o por lo menos no como siempre solía hacerlo. Terminé por acortar toda la mínima distancia que nos separaba y le di un apasionado beso, uno muy profundo aunque al comienzo algo pausado, recogiendo el dulce sabor de su boca entre la mía, intensificando el beso aún más, como si no quisiera despegarme de él nunca, mientras mis manos se aventuraban a posarse en su cabeza y a jugar suavemente con sus cabellos entre mis dedos, dejándome llevar un poco por aquellos impulsos que sentía siempre a la hora de amarlo.

Empezábamos a besarnos... Aquellos roces de labios y caricias, provocaban algo muy extraño en mi, algo que, nunca había sentido antes. Todo aquello que empezaba a descubrir y sentir junto a Jacob, notaba que eran partes de aquellos ciertos impulsos que sentía casi siempre al unir mis labios con los suyos en un profundo beso, era algo bastante nuevo para mi... Me sentía bien, pero a la vez un tanto angustiada... Si bien era cierto no podía estar tan lejos de Jake, pero ahora cada vez que me encontraba junto a él, cosas nuevas afloraban en mi, cosas... Que deseaba.

Extraño, pero, lo que realmente deseaba... era a él, deseaba más que un beso, sus caricias hacían sentir cosas extrañas en mi cuerpo, me estremecía completamente. Quería que aquel beso se profundizara más, y mis deseos ante aquello aumentaron cuando sentía su lengua ingresar a mi boca... La mía respondió de inmediato, la sensación era bastante agradable, y yo le respondía por igual de intenso. Mis manos se dejaban llevar por mis impulsos, recorriendo todo el largo de su espalda suavemente, pegándome a su cuerpo con cierta fuerza, pero los impulsos debían de detenerse... Eso no era correcto, por lo menos, no aún. Me ponía un tanto nerviosa ante aquello, aunque otra parte de mí realmente quería seguir, sin parar, y desearlo más de lo que ya lo estaba empezando a hacer... Y al parecer el deseo no venía solo de mí, sino también de él, pero al parecer tenía el mismo pensamiento que yo y no dejarnos llevar por el libido que nos estaba invadiendo.

Jacob se separó inmediatamente de mi prácticamente de un brinco, mirándonos fijamente, un tanto asombrados, y en su rostro podía notar cierta preocupación -No te preocupes... No creo que aún sea lo correcto- Me sentía un poco apenada y bajaba la mirada, intentando mantener pegada mi vista en cualquier otro lado que no sea su rostro. Me acomodé el cabello, llevándolo tras mi oreja -Es solo que...- Balbuceé un poco subiendo finalmente la mirada -A veces siento estos impulsos... Y al besarte siento que va a haber un momento en que ya no los voy a poder controlar- Me acomodé a un lado, quitándome de su regazo, sintiendo como aquel momento se tornaba a uno ciertamente incómodo para ambos... Tomé el peluche que Jake me había regalado y me levanté del columpio dirigiéndome a la entrada de mi casa, volteando un instante a donde se encontraba él sentado. -¿Deseas pasar? No me interesa si sienten que estuviste aquí.-

Jacob se levantó del columpio para ir en dirección a la casa cuando de pronto se detuvo en seco, alegando que mi padre ya estaba llegando a la casa. Y era cierto, podía sentir a lo lejos un auto acercarse al lugar, por un momento lo dudé, pensé que podría tal vez ser mi abuelo Carlisle, pero el motor del auto de papá tenía un sonido en particular que siempre que llegaba me hacía identificarlo fácilmente.

-Si, así parece...- Solté con un poco de desgano, porque no podría estar con Jake de manera tranquila. Se acercó a mi rápidamente a darme un suave y dulce beso en los labios a comparación del último que nos dimos, y me dijo que podría visitarlo en La Reserva. Sonreí levemente con los labios de medio lado, mirándolo con cierta tristeza -Supongo que... Eso indica que te irás, ¿Verdad?- Suspiré, tomándolo de la mano al decirle eso antes que se retirara -En verdad, pienso que ya no deberías de irte para no encontrarte con el, sé que no se soportan pero... Deseo que eso llegue a cambiar pronto, y en algún momento tendrá que aceptarte le guste o no, porque... En algún momento serás parte de la familia.- Aquello era cierto, detestaba enormemente que no se soportaran ver en pintura, y yo no pensaba separarme de Jacob nunca, y definitivamente tenía que hablar con el en un día de estos sobre aquel problema... entre otras cosas. -Te veré en La Reserva, eso tenlo por seguro-