La tercera manada... [Metamorfos y Cullens]

por **Juimpa L. Angel** Sáb 07 Ene 2012, 7:57 pm

El cielo repleto de nubes, el sol que apenas llegaba a iluminar este día que parecía noche, el viento inexistente, la humedad del aire anunciando la próxima tormenta, el silencio sepulcral del bosque... el mundo parecía notar la trascendencia de los hechos que estaban por tomar lugar frente a la casa de Sam y contenía la respiración, expectante.

Había una silueta frente a la casa de Sam, observando con los dientes expuestos y un gruñido salido de lo mas profundo se su pecho, pero la poca luz del lugar no permitían identificarlo correctamente. A sus pies había una silueta maltrecha e irregular... con una inquietante forma similar a la humana...

Ya no mas, nunca mas la humillación de contener sus instintos, de fingir que era un perro con correa. Lo había intentado, nadie podía reprocharme nada, seriamente había intentado ser normal, ser como los demás miembros de la manada, ser... ser un quiliuet... pero no pude.
Yo era algo mas... salvaje. Extrañaba la libertad de ir a donde quisiera, hacer lo que quisiera, luchar si me amenazaban, cazar si tenia hambre, abrigarme si tenia frió. Y matar, matar cuando se requería, extrañaba mi vida de lobo, de verdadero lobo, mis instintos me estaban volviendo loco, ya no podía contenerlos mas...

Pero Sam... ese bastardo, obligándome a mi y a todos a renegar mi verdadera esencia de lobo, obligándonos a ser algo que no somos... que no soy. Jamas me acepto como un igual, siempre creyó que había algo mal en mi pero estaba equivocado. El era quien estaba mal, negar nuestros impulsos era negar lo que eramos... lobos, ni perros ni mascotas, lobos salvajes con instintos de fieras.
Yo lo había intentado, realmente quise ver el mundo como el, como un humano, en términos de bueno y malo, correcto e incorrecto pero no podía, lo humano era demasiado complicado, demasiado complejo. La razón no era para mi, los instintos era lo que debían controlar mi vida y veo que otros jóvenes cachorros parecerían intuir algo similar, yo podía enseñarles el camino, el camino de las fieras, de los lobizones, de un verdadero lobo...

No era maldad, a un animal no pueden adjudicarse tales causas como bien o mal. Era lo que realmente eramos, nuestra esencia negada... nuestros... mis instintos que salían a flote.

Estaba hecho, me había marchado de la manada de Jack, ahora volvía a ser un lobo solitario... no había marcha atrás.

Un trueno quebró el aire, iluminando la silueta... era Juimpa, pero no el mismo que había sido hasta ese día, ni siquiera el mismo que había salido de entre la espesura creyendo ser el único de su especie hace ya tantos meses. Sus ojos estaban fijos en el horizonte, con una mirada escalofriante, su pecho desnudo subía y bajaba al ritmo de una respiración animal... su boca y sus manos estaban llenos de sangre... sangre que se había salpicado en sus pantalones cortos.

A sus pies estaba el sello de su transformación, un cuerpo maltrecho y herido de un ser humano. En vida había sido un criminal, un sinvergüenza que Juimpa atrapo justo antes de que cometiera un acto imperdonable a una niña inocente pero eso no lo hacia menos crimen. Juimpa había roto las leyes quiliuets, había perdido el control y uso sus poderes de lobo para matar a un ser humano, no importa que ser humano... Ahora esperaba, esperaba frente a la casa de Sam, en clara posición de desafió hacia el alfa y su estilo de vida obsoleto.

por **Emily Young** Miér 11 Ene 2012, 5:51 am

* Un día casi perfecto me parecía simplemente por encontrarme con Sam en mi cálido y acogedor hogar junto a él, algunos truenos se escuchaban en las afuera de la casa, que iluminaban algunas partes internas de aquel pequeño hogar. Desde nuestra habitación camine hacia la sala donde se encontraba mi hombre lobo sentado.. En una de las mesa del comedor.. Con la mano puesta en su mejilla, Como si algo tramara.*

-¿No vendrás adentro?-

*Solté con una sonrisa en mi rostro, haciéndole gestos con mi mirar a una invitación a nuestra habitación, pero no obtuve respuesta alguna.. Si no simplemente gestos de preocupación y molestia.. A lo que me preocupo a mi también.. Camine hacia a él con leves pasos en mi caminar*

-¿Que sucede Sam?-

*Pregunte colocando mi mano en uno de sus hombros, ya tornándome algo más seria en mi hablar, ya a que me temía a que de verdad algo pasaba. ¿Pero que podía pensar, o suponer una humana como yo? Si mis pensamientos jamás iban a hacer iguales a el de mi cachorro, su mente volaba mucho mas allá que la mía.. Y solo me tocaba esperar respuesta de su parte; Levanto mi mirar al vacio y un ruido en la parte externa de la casa muy leve pero si audible para mi, interrumpió aquel momento*

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